lunes, 14 de febrero de 2011

4.0

Lo he intentado muchas veces pero nunca me ha salido, la verdad es que me interesa solo porque está prohibido, decía la letra de una canción. He intentado olvidarlo y arrinconarlo, perderlo de vista y borrarlo con tipex, no puedo, imposible.

El hecho diferencial entre la media femenina y yo, es que mis problemas son independientes, van cada uno por un lado y rara vez coinciden. Me atacan por distintos flancos por lo cual debo tener mis defensas muy preparadas y engrasadas para no ser fulminada con rayos laminares: aquellos resplandores que resultan de la descarga dentro de la nube, entre la carga eléctrica positiva y la negativa.
Mi tendencia habitual es ir muy cargada de cargas positivas y negativas, estas últimas, se destacan por transferir mi mala leche desde el subsuelo pélvico hasta la función Independent conocida como “vas de bilis sobrada, nena”.

La cuestión es, y no sé porqué motivo, que tengo un problema y no veo como quitármelo de encima.
El problema no sería relevante, si no tuviera trascendencia patológica, vamos enfermiza.

Me lo han diagnosticado en un centro de salud. La médico toda ella amable y consecuente, me mira, me remira y después de dos rodeos uno a caballo y otro en vaca cornuda, se lanza y me da el diagnóstico: Independent, perdone, pero tiene usted que aceptarlo, salta a la vista, no puede ser más fácil, es que todas las pruebas lo dicen, está clarísimo, ha entrado usted en el momento 4.0.

Las consecuencias de este momento son obvias y evidentes, y usted, las está padeciendo todas, momentazo 4.0.

Bueno mi “problema”, tiene nombre, los 40. Pero No, y ahí es donde está el desequilibrio, lo mío, mi problema Independent, es que esto de los 40, No son los 40 años, No.
Error para todos los listos que lo han pensado, No. Son los 40 ladrones.

No he cumplido 40, es que me he liado con los 40 ladrones. Así de sencillo.

La doctora me comenta que hay pocos precedentes de este problema, ella recuerda el caso de la coreana Ping Mei, que se lió con los 40 ladrones y lleva 22 años en coma, reversible, pero en coma.

Yo con esos precedentes y desalentada por la poca colaboración social que encuentro, decido establecer mi lista de consejos independientes para mí misma para superar los 40, No años No, a los 40 ladrones.

Son los siguientes:

-No quedar con los 40 a la vez, mejor de siete en siete.

-No usar formol como desmaquillante, pese a ser desinfectante y conservante, es irritante, te pone de mala hostia.

-Si los 40 te interrogan, no confesar nunca, se peca y punto.

-No acompañar a los 40 a la presentación de un libro corte liberal 5.0 sin haber leído antes a E. Gibbon.

-Usar tecnología punta para comunicarse: Spotify, Skype, Community Manager, SMS, Mp3, Ron Brugal, Canal Disney, BlackBerry. Así tienes tiempo para los 40.

-Aprender a comer japonés lanzado por un japonés sin que se te caiga el rouge, si esto ocurre, maldecir a Shiseido susurrado en japonés.

-Reír cuando no toca y de quien no toca. Ante lo descarado e irreverente todo el mundo te dice que vaya sentido del humor más genial.

-Comprarse un galgo ruso, es como una media con puntilla negra marcada en la mitad de tu muslo, queda monísima y es seductor. No existen los 40 que se hayan resistido.

-Pensar en retrospectiva para elaborar la mejor antológica de una misma, para no ponérselo fácil a nadie, y menos a los 40.

-Hacer un pacto tácito con tus hormonas, tu sales de marcha un día y ellas otro, nunca juntas. Mejor ellas se largan con los 40.

-Ganar placer, perder miedo.
-Ganar sigilo, perder histrionismo.
-Ganar en emociones, perder obstinación.

Toda mujer es un proyecto artístico y más cuando se topa con los 40. En estos momentos está configurada por un mosaico de sensaciones plásticas que el ojo ajeno tiende a difuminar alimentado por millones de prejuicios que transporta la vena aorta masculina y también algunas infelices féminas.

A todas las que tienen en el horizonte un encuentro 4.0, mi mejor consejo compartido con un tal Román Gray,  "El humor es una declaración de dignidad, una afirmación de superioridad del hombre sobre lo que acontece".

Ni que decir tiene que estoy muy orgullosa de todos mis 40, tan ladrones ellos y tan bien enseñados, ahora solo espero que llegue Alí-Babá y me diga: “Sésamo: ábrete”.
Aunque yo no sea la cámara de los tesoros.

3 comentarios:

  1. "Ganar placer, perder miedo"

    Me lo apunto...

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  2. Tú ríete de Gibbon y verás. Te juro por tu galgo que me cobro venganza fina, fría y severa.
    Por cierto, que te has agenciado un perro que se parece a ti a priori (o viceversa).
    Lo normal es que eso ocurra cuando ambos (perro y dueño) envejecen juntos: ambos terminan con los mismos andares, las mismas hechuras y las mismas manías. Pero en tu caso el perro ya era Independent antes de nacer. Eso no puede terminar bien. Cualquier día, ladras. O el chucho publica un blog

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  3. SR. Rentero tenga cuidado, no vaya usted a confunir placer con vicio, pues eso.

    SR. Giménez mi galga y yo somos un equipo, The Independent`s team.

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