domingo, 30 de noviembre de 2014

BAOBAD

Me gustan los próximos 20 minutos. Cuando escribo. Destripar una parte intima de mi.

Me gusta que hayan minutos por delante. Horas para aburrirme. Para desesperarme, que me obliguen a vivirlas. Vivir momentos. Miles de momentos sin apenas darme cuenta. No entiendo como podemos vivir al día tantas y tantas cosas maravillosas sin darnos cuenta.

No tengo ni idea que será no vivir, como puede la respiración entrecortarse y dejar de fluir. Vivir tiene de todo, hasta bolsas a 5 céntimos de Carrefour. Vivir vivir es cómodo, puede serlo. Las constantes para una vida cómoda están chupadas. Las aprendemos enseguida, desde la niñez. Y luego, luego las complicamos. De repente queremos más. Más vivir, nos volvemos susceptibles, egoístas, no complicamos con celos, envidias, tensiones, y olvidamos vivir vivir. A mi me gusta vivir la voz de mi madre, o la de una amigo cuando se asoma por la puerta y dice mi nombre, o la de mi hija por teléfono, o la voz de un tio lejano, o recordar la voz de mi abuela.
Es tan fácil vivir eso.

O vivir la próxima Navidad, con sus hipocresías, sus luces, sus dulces, sus adorables tópicos, quiero todo, como si la Navidad fuese a salvarme de todas las malas noches y las horribles piernas inquietas. Quiero vivir las llamadas de Nochevieja las de las 00:01, me encantan!!!. Tengo ese vicio de vivir, ahora más que nunca.

O vivir los momentos en que dices la verdad, vivir sin el orgullo que te bloquea, como vivir las gotas de lluvia en la calle, están cayendo en ese momento, únicas, frescas, irrepetibles, pues eso, vivir momentos irrepetibles. Que la verdad te hace vulnerable, pues a vivir vulnerable. Siempre ganas viviendo con la verdad. Lo mucho que cuesta decir que te echo de menos, que tengo ganas de verte. Se dice, se vive y no pasa nada.

Vivir de las historias de mis amigos, de los problemas no problemas, de lo poco que vivien, del tiempo que se les escapa, de los equivocados que viven, de sus consejos importantes, de sus opiniones vitales, de sus olvidos y de sus recuerdos. Personas que forman tu vida, todos los días, rellenan minutos de tu vida, la que ocurre como la chispa de una cerilla. Zas. Instantáneo. Fugaz.

O vivir de pequeños detalles que conforman una vida mundana: las magdalenas para el desayuno en la despensa, las habitaciones desordenadas, las personas paradas en el paso de cebra, la espuma de la primera caña, mi edredón, mis zapatillas crocs, las gatas, encender el móvil al despertar, los dedos de la mano de A., comprar el pan, todos los rayitos que entran a la vez por la ventana a las 8:05. 

Vivir parece cursi, ese es el problema. Que necesitamos llenar de conceptos profundos y elaborados una vida cursi, o natural. Encontrar cosas buenas y no aprovecharlas, no vivirlas vivirlas. Alucinar cuando no están, alucinar en colores con la añoranza, es horrible vivir vivir la añoranza.
Antes de facebook compartíamos los mensajes trascendentales en las puertas de los baños de la facultad. Lo recuedo perfectamente, letras de Dylan o John Lennon. Ideales, entregados a la vida con superávit de hormonas.
Ahora hay más cursis por metro cuadrado que sandías en el campo.




Todo el mundo tiene consejos de vivir vivir. Everybody a lo Paulo Coelho. Everybody viviendo en of.
Ahora hay múltiples  opciones para casi todo, elija de esto o de esto otro. Variedad de alternativas para cualquier cosa material e incluso espiritual. Pero hay muy pocas opciones para vivir vivir. Que los demás no te jodan tu vivir vivir. Tu vida es tuya. Solo tuya. Allá los que menosprecian tu vida, porque obviamente no ha valorado una mierda la suya. La vida de cada uno es lo más importante a respetar, cada uno de nosotros solo tenemos una y nadie tiene derecho a quitarla y nadie tiene derecho a desvivirla. 

Supongo que todo esto es obvio. O no. Si vives todo a modo de producción hollywoodense tiendes a no rentabilizar a modo de beneficio "pequeño negocio de la calle san lorenzo". 

Que me ha salido un grano in the moflete, pues que bello es lo imperfecto. Como los baobads, los árboles al revés. Los más bellos, los más intensos, los más africanos, lo más gigantes, los más rotundos, los que dan más vida. Imperfectas, complicadas, duras, llenas, vacías, orgullosas, absurdas, cursis, requetecursis...



Baobad o no, ser cursi, me pone. 


martes, 28 de octubre de 2014

WAITING IN VAIN

Me encanta parar en un semáforo y ver a la gente apresurada cruzar hacia sus mundos. Me encantan las madres que llevan las mochilas de sus peques y los cogen de la mano mientras charlan. Niños bien peinados que dan pequeños saltitos para avanzar por el paso de cebra. Inocentes charlas entre los hermanos. Mamas que empujan cochecitos y llevan ese look de superación mañanera que solo una superwoman que ha vestido a tres bichitos y luego se ha dado el retoque que ella sabe mantener, estilosa, arreglada pero informal. Padres estupendos haciendo lo más interesante de su día, con sus niños dando vueltas alrededor. 
Y la parada del tranvía. Estudiantes con las pilas puestas, chicas y chicos que se miran de reojo, la mayoría con sus cascos, su música, su rollo. La ropa bien pensada, sus intereses vitales controlados, sus energías programadas para comerse el mundo. Porque todavía creen que hay un mundo para comerse.



Todas las personas son fascinantes. Desde el interior de mi coche, creo imaginar sus historias, sus vidas de cartón pluma, espero que sean felices, que no les pase nada horrible, que los niños salgan del cole, que los padres vuelvan del trabajo, que los estudiantes disfruten de sus clases, que los que andan perdidos encuentren un meeting point, uno para apoyar el alma y otro para encontrar sonrisas.







Me encanta cuando por la noche la tierra huele. Me encanta que la humedad me envuelva. Me encanta que existan olores que no pueda reconocer. Me encanta tener percepción, odiaría ser de plástico. Porque hay gente de plástico. Los he visto. Peopleplastic. Me encanta no ser una peoplepastic. Han progresado mal.

Me encanta encontrar gente nueva, me encanta que no se agote la gente nueva, los he encontrado, PeopleNew. No saben nada de ti, es interesantísimo, podrías ser cualquier historia diferente a la tuya. Podrías inventar mil mundos de origen, mil vidas vividas, mil relaciones inexistentes y serías otra persona. Una PeopleInvent. Una usurpación de mi propio yo, una mentira bondadosa a mi búsqueda permanente, unas ganas horribles de tensar mi hilo rojo vital.




No me encanta formar parte de un subsistema de gente completamente corrupta, no me encanta ver sus caras en los informativos, no entiendo quien se creen que son, no merecen nada. No entiendo que ha pasado desde que cruzaban los pasos de peatones de la mano de sus padres en el camino hacia el cole, no entiendo que coño les ha pasado. Que mierda de educación social han recibido, que falta de integridad moral, que malas compañías, de que asquerosa toxicidad se han alimentado. Está claro. No son ni siquiera Peopleplastic, son PeopleShit. Son una mierda.

Ahora tenemos que ser todos PeopleLOLAILO, como si nada hubiera pasado. Felices como perdices. En las cadenas de evolución algo falla. De la inocente salida de casa camino al cole hasta las cúpulas de poder, hay algunos que se mean fuera. Eso es horrible, ni ellas ni ellos, tienen buena puntería. No hay nada más decoroso que mear bien, sin salpicar, sin manchar, sin perjudicar al que viene después, sin dejar huella. Mear dentro, con talento social es fácil, lo otro lo hace cualquiera, meada corrupta, se llama, la de la PeopleShit.

Para qué nos vamos a callar. Los que fuimos al cole y seguimos cruzando siempre por los pasos de cebra con dignidad de hacer las cosas bien, para que nos vamos a callar. Derecho al pataleo lo llaman. 
PeopleIntegrity.









miércoles, 8 de octubre de 2014

EL PUTO DOBLE CHECK

Como siempre se ha dicho, somos lo que comemos. Nuestros padres comían las legumbres compradas a granel en los mercados y las viandas elaboradas en las matanzas anuales. Todo de la tierra, para estómagos sin privilegios, naranjas a bocaos, panes con harina candeal, tortas de manteca, bizcochos de almendra. Ahora comemos sushi y kebad, tenemos el cerebro de una mezcla de carnes de dudoso origen y por supuesto un culo de pescao crudo. El tiempo me dará la razón. No podemos ser pizza sin correr el riesgo de tener una estructura permanente de poca fluidez verbal.

Como yo digo ahora y soy rotunda, somos los whatsapp que nos tragamos. Antes nuestros padres salían a pasear con un amigo/a o con una pandilla y sabían que lo que tenían enfrente, era el reto de conquistar a una persona, caer bien o no. La cuestión era fácil tenías a alguien con quien charlar, ver su mirada, matizar sus respuestas, su lenguaje no verbal, tener el tiempo para reír o llorar, sin más espectros.
Ahora tenemos al lado a esa persona con lo que te gustaría poder contar las mil y una noches de Sherezade y levitar por el Monte Kenya y resulta que a parte de a él o a ella tenemos como participantes en nuestra conversación (o intento), a sus 513 contactos de whatsapp. Imposible un cara a cara sin el doble check, imposible no sentir el peso de ese mensaje de coqueteo o charla intrascendente en medio de tu charla trascendente, imposible querer cerrar las manos para saltar y no notar las caritas sonrientes o decepcionadas en filas de cuatro entrando en tu móvil porque obviamente no estás contestando.

Lo llevo mal, se nota.

Por ello tengo que ser viento. Lo deseo más que nada. 
No entiendo con tanto fenómeno natural e incluso antinatural que se produce constantemente, no entiendo con los miles de milagros que la Iglesia realiza cada día, no entiendo con los miles de investigadores que trabajan con maravillosas moléculas, las ecuaciones matemáticas que aparecen nuevas en las universidades, no entiendo como si existe el whatsapp y tantas maravillas de la ciencia y de la vida; nada, nada consigue que yo me convierta en viento. No podré resistirlo mucho más.












Volar acariciando el mar en el infinito, volar entre bosques de árboles puros y sin doble check, donde me acojan y me permitan jugar entre sus ramas, volar por campos de tierra cultivada, volar por las montañas más silenciosas y mas solemnes y entre los skyline más brillantes del planeta. Y sobre todo volar entre aquellos con los que quiero hablar sin ondas electromagnéticaticas que corten mi rollo. Soy de hipersensibilidad electromagnética. Soy de la hipersensibilidad de un viento. 







Y cuando consiga ser viento y alcanzar la paz de llegar y escapar de los lugares sin ondas habré encontrado mi propio doble check. Acabaré conversaciones, cumpliré mis promesas, terminaré con sensaciones, tendré la certeza de que he sido escuchada de que tengo una presencia sin carita, sin una caca con ojos.






domingo, 21 de septiembre de 2014

COSMOPOLITA

Estoy completamente cosmopolita, siento, pienso, divago, paseo como posesa cosmopolita. Mis pestañas tienen sentimientos cosmopolitas, mis caderas, mis dedos al tocar. Las texturas de mi alrededor tiene aire de ciudad, todo parece tatuado, con marcas de guerra. Cosmopolita es mi pelo, cosmopolita es mi mirada, cosmopolita mi forma de andar. Aparto todo lo que es limitado, para solo dedicar mi energía a lo grande. 





A esos que se sientan en un café y miran su taza como planeando una seducción, nada al azar. Esa gente cosmopolita que no tiene apellidos, que no tiene marcas, que no tiene tendencias, que no tiene paredes, que si tiene un mundo para describir, que si tiene música en la horas muertas, que si tiene ganas, que si tiene tiempo, que no tiene prejuicios.

Tengo cosmopolita la razón, ahora más que nunca. No tengo intención de tener absurdas conversaciones no cosmopolitas, no tengo intención de vender mi alma al diablo vestido de puta.




Tengo cosmopolitas las ganas. Tengo que subir, avanzar por enormes calles, por avenidas kilométricas, tengo que entrar en los museos, en las bibliotecas, en el mundo de los que nacieron para enseñar. Para ofrecer. En el mundo de la experiencia. 

Cosmopolita es mi cuerpo, cosmopolitas son mis intenciones.  

Y sobre todo que tenga una acojonante seguridad cosmopolita. 




sábado, 6 de septiembre de 2014

SUBCONSCIENTE

Hola,
se que parecerá chocante, pero soy el subconsciente de La Independent.
Se ha quedado dormida, muy profunda, y yo estoy a su lado vigilando su sueño y viendo como respira.
Tenía el ordenador encendido y me he puesto a escribir.
Me gusta verla desde su exterior. Como ella duerme mal, tiene estados profundos en los que está muy quieta, tremendamente quieta. Dura poco, pero en su vida diaria siempre se está moviendo de un lado para otro por lo que me siento fascinado cuando puedo mirar su quietud.

Soy la parte más intangible de su vida efímera. Pero a la vez, la que más carga emocional tiene. Yo guardo miles de sensaciones que ella ha tenido, montones de recuerdos dulces y amargos, secretos que nunca traspasaron su piel, incontables pensamientos reprimidos y multitud de esperanzas.
No todo mi trabajo está dedicado a su pasado, aquello que le ha quedado grabado y conserva instintivamente. Yo también soy un subconsciente que la prepara para el futuro.

Ella que tiene enormes altibajos, esconde en mi algunas de sus manías más profundas, como; el odio a los coches parados en ralentí, a las compresas con alas, al ruido, al desahosiego que le produce la incertidumbre y sobre todo a los aburridos. Ese es uno de sus grandes secretos, la manía que le tiene a la gente aburrida. Se estresa demasiado, una autoexigencia absurda.
La intento convencer a través de nuestra estrecha y especial relación, que en muchas ocasiones y frente a muchas situaciones, debe concentrarse menos en la respuesta de los demás y pensar más en ella. 



Se mueve. Estará soñando.

Se que soy importante para ella. La verdad es que lo contrario me fastidiaría. 

¿Pero, por qué un subconsciente de nadie se pone a escirbir sobre la persona que lo genera?

Porque el subconsciente de La Independent tiene una actitud activa. Ella ha hecho que así sea. Vamos que me lleva frito.
Soy como una thermomix, todo el día triturando información e imágenes que luego tengo que en la temperatura justa dejar a la densidad perfecta y almacenar según la siguiente selección:

a)problemas nefastos que mañana se me habrán olvidado
b)problemas de la risa floja, aquellos que el origen es humano y de decadente nivel que se la pique un pollo que para cuando este haya acabado yo ya estaré lejos
c) problemas de índole coronaria, estos los rebajamos con sentido del humor del tipo: queridos, queridas el harakiri mental y vaciado completo
d)problemas queso, se solucionan con un beso
e)problemas de entendimiento, se solucionan con entretenimiento.
f)problemas de amistad y de decepciones, solución triple C, cerveza, cariñicos y colegas.
g)problemas de cash, visita a Zara, opción entrar por una puerta y salir por la otra con cara de terrible decepción, Nohaynadaamialturaplanetariadetiacoolquenoseponecualquiermierda
h) problemas que no son problemas, son molestias intestinales, para eso su famosa frase; me tiro cuatro p__s

i)para todo lo demas, MAÑANA. Porque si hoy lo ves oscuro, mañana será completamente brillante, nunca falla. Piensa en todos los que no tienen problemas porque no están. Y les gustaría mogollón tener problemas, subconsciente, a La Independent, las cerves y besos.

 ¿Quién no volvería del infierno por un beso de amor?








Dedicado a Leticia (mi subconsciente tangible)




jueves, 14 de agosto de 2014

FRONTERIZA

Existe un Dios para cada pequeña cosa y un tumulto para conflictos absurdos.
Existe la falsa moneda y las oscuras golondrinas. 
Las cosas no son lo que parecen, las vidas son ahora. Solo ahora.

Tengo una teoría propia, tan propia como mi capacidad de pensar en forma de mar, o de caballito de mar pigmeo de las costas de las Islas Filipinas. Y su maravillosa adaptación al medio. 
Jamás te olvidaré, jamás.

Mi teoría está basada en la poca diversidad que algunos dedican o afrontan la forma de querer o ya en términos superlativos, la de amar.
Yo por ejemplo, puedo amar con los ovarios, amar con el alma, amar con el estómago, amar con la mente, amar con el corazón e incluso amar con la mirada. 

TIERRA




Tampoco es cuestión de jugarse el amor propio, pero si de tener un amor propio consistente. Y después, todo lo demás.

¿Cuantas noches de verano y cuantas estrellas fugaces de esas noches de verano necesitamos para cumplir un deseo?, ¿por qué depender de una estrella y encima fugaz?.
Deseo y coraje una pareja perfecta.Y una chistera. 
Todos los conejos de la buena suerte salen de una chistera. 

TIERRA




Por qué se suicidan las personas entrañables, por qué las islas tienen materia y energía, por qué miramos tanto y vemos tan poco, por qué nadie llama a nadie para decir solo buenas noches, por qué damos por hecho que los sentimientos tienen caducidad, por qué las estrellas errantes no paran, por qué el viento tiene tantos nombres y el sol tan pocos, por qué hay que ser algo de mayor si ya eres un ser maravilloso, por qué la amistad es tan lenta, por qué no puedo tener el mar donde yo quiera, por qué hay que dormir por las noches, por qué las personas tienen un solo corazón, por qué no tenemos cuatro como los elementos terrenales, por qué necesito respuestas, por qué los recuerdos aplastan, por qué no existe una tarta de pulpo al horno, por qué hay mentes derrotadas, por qué


TIERRA



Una vez me dijeron que vaya donde vaya y hable con quién hable, todos los lugares y todas las personas que se crucen por mi camino tendrán un olor, un color, un sabor y una parte de mi. 
No podemos permitirnos hacer un viaje vacíos, necesitamos una chistera. 



TIERRA







  

sábado, 5 de julio de 2014

GILBERTO

Supongo que si yo hubiera muerto sola en el desierto no me habría gustado ser noticia. Supongo que si hubiese llegado a mi meta, a mi objetivo, a una tierra de promesas y oportunidades con solo 11 años, entonces me habría encantado ser la noticia que llenase los primeros minutos de los informativos a nivel mundial. Pero no, la noticia es la muerte, ahí es cuando convertimos al que ya era un héroe en un pequeño recuerdo inmortal.
No necesito escribir aquí o ningún otro lado para dar tregua a mi cargo de conciencia, no ha sido culpa mía. No necesito liberar mis demonios marchitos y egoistas en la figura de nadie. Solo quiero explicar a través de estas líneas, como paso a sentirme inmensamente dolida y cabreada conmigo misma en una de las épocas más complicadas de mi vida. De una vida privilegiada y envidiada.

Desde mi bonito sofá blanco frente a la ventana que da a mi piscina rumiando mis inquietudes y mis "problemas" intento enfocar hacia la televisión, cuando escucho y siento la noticia. Y me destroza la moral, se me cierran todos los poros de la piel y quiero llorar, es un momento de rabia total, de desamparo mental, de realidad asquerosa.
El niño de nacionalidad guatemalteca ha muerto por un golpe de calor intentando cruzar la frontera de USA como tantos otros. Tenía 11 años, iba solo, no llevaba camiseta, en la hebilla del cinturón un teléfono de un familiar ya residente en USA. Su objetivo era llegar a este país para poder ayudar a una madre enferma.
Lo encontró la policía, solo, tirado en una carretera.





Noticias como esta hay muchas, de niños, de mujeres, de guerras, de injusticias. 

Pero yo no me lo quito de la cabeza. Intento dormir la siesta, leer algo, analizarlo con perspectiva, compararlo con otros casos de similar dolor. No puedo. No puedo dejar de pensar en su intento de avanzar, de caminar solo. Debo estar loca. Bueno ya se que estoy desequilibrada. Me obsesiona su edad, tener 11 años es una gracia de la vida, no un cargo de responsabilidad, los 11 años son de las risas y los juegos, no para caer en el asfalto y morir sin nada a tu alrededor. 

Hacía una hora que había llegado a casa, con la mente llena de enfrentamientos. En mi mente se enfrentan las cosas, la toman como un campo de batalla y se dedican a luchar y competir. Yo no puedo hacer nada. Tomo dos paracetamoles, un ibuprofeno y lo que sea para dormir. Hay épocas de miles de batallas. Empiezan y cuando van a terminar se lían con otros litigios, me recuerda a una fortaleza asediada. Me asedian la mente los problemas de la vida de una mujer sin problemas, o sea, no tengo que llegar a ninguna frontera.
Que miserable me he sentido. 

Llevo días pensando en él. Yo que soy de tocar, me habría encantado tocarlo, acariciarle las manos sobre su palma para relajarlo, como yo hacía con mis peques cuando tenían fiebre. Cuando me llamaban por la noche. Total, se iba a morir igual, nadie es una puta noticia si sales vivo.

¿Por qué escribo esto una tarde de calor de verano a las 16h? Por ese calor. Porque el calor de 40º es insoportable, porque te agota física y mentalmente, porque cuando sudas y te sientes débil, te duchas y te refugias en el mejor rincón fresco. O bajo el aire acondicionado.

¿Pero si ese calor es lo que te va a matar?, ¿ y si no tienes alternativa? Morir cruzando un desierto a los 11 años.
Eso es un problema. Esa era la brutal y evidente realidad de Gilberto. Según cuentan algunas televisiones le dijo a su madre que era más barato que muriera él a que muriera ella.

Era su cuarto intento.

Aquí en muchas ocasiones frente a un reto solo lo intentamos una vez. Y tiramos la toalla. Todo en esta vida tiene múltiples perspectivas. Por supuesto.

Hace muchos años fui la secretaria del Comité Regional de UNICEF en Murcia. Por entonces no era madre. Pero si una histérica obsesiva por los derechos de los niños y de las mujeres. Recuerdo los proyectos y las ganas. Recuerdo los informes y los datos estadísticos.

No ha cambiado NADA, en 15 años desde aquello, no ha cambiado nada.

Gilberto me ha ayudado esta semana a encauzar mi perspectiva, a valorar mis problemas e incluso a sentirme agradecida por ellos, bajo mi aire acondicionado y metiendo mi culo en la piscina para no sufrir un golpe de calor mortal.




















lunes, 16 de junio de 2014

EL DELIRIO

Teníamos la piel muy morena, el pelo larguísimo, las risas contagiosas y las miradas de supernenas. Era verano y estábamos en un cine de verano. Entonces los veranos eran como los bombones, los saboreas, los saboreas y los disfrutas hasta decir basta.
La película nos dejó nokeadas, sentadas en las sillas metálicas rodeadas de frikis de verano nos dimos cuenta que habíamos crecido. Y cruzamos al Delirio y nos pusimos a beber montones de cervezas. La cerveza de la madurez.

El Delirio era el bar del verano. Los que lo recuerden, porque ignoro si existe o no, tenía el ambiente perfecto, con el estilo de playa de chanclas sin polo Lacoste, estaba en el lugar adecuado, con la edad adecuada. Ya solo el hecho de que se llamase El Delirio, decía mucho. El Delirio.

La película era un estupendo repaso a la historia musical de los delirantes 70, donde se construyeron la mayoría de las tendencias que luego se han reversionado, repetido y mitificado. The Doors, con un fantástico Val Kilmer en el papel de Jim Morrison. Una más que digna interpretación del libro de John Densmore "Rides on The Storm" dirigida por Oliver Stone.
Si el brutal Jim Morrison era un psicópata para algunos críticos, nosotras en ese momento eramos el Delirio.




Desde entonces, cada mes, alguna noche, sueño con Jim Morrison.

Sentadas en El Delirio mirando nuestras cervezas nos dimos cuenta de la que los hombres en su sentido general de consistencia son igual que las fondues de queso. Normalmente se parte de un buen material y variado. Una selección de quesos interesante y diversa, cada uno en su estilo y en su textura, composición y naturaleza. 
Hasta que los calientas.......,,, y si los calientas de más o no controlas la temperatura acaban todos en un empalagoso chicle de queso incomible. E irreversible. Conclusión on the records.

Y eso por una película, por un par de cervezas y con 18 años. Ni que decir tiene las extremadas conclusiones a las que hemos llegado 25 años después. O sea.

En El Delirio había gente de lo más interesante y sobre todo relajada. Ni discopub de verano, ni chiringuito escandaloso, ni bar de quinceañeros, ni tasca de fritanga. Un sitio con clase, con cierta madurez compositiva, es decir, con espacio-tiempo de sobra para desarrollar teorías de la naturaleza masculina antes de salir corriendo a Torrevieja a dejar por tierra la versión más fina de las chicas Morrison. Y con los únicos recursos de 200 pesetas y un Seat 127.

Porque Jim Morrison más borracho que sobrio, más loco que cuerdo, más etéreo que corpóreo nos dio la vida. Me consta lo muy infieles que le fuimos a Santiago Auserón, espero que nos haya perdonado. Ni juramos amor eterno, ni nos daba la gana de usar la fidelidad musical y menos nacidas en los 70. Solo en morbo, en cierta dimensión iconoclasta lo ha podido superar el gran Lenny Kravitz, pero el primero siempre es el que marca. Aunque en mi modesta opinión a este último no lo veo yo en modo chicle. No, no lo veo.





La cuestión es que muchos años después no solo hemos consolidado la teoría de la fondue de queso, si no que esta ha ido cogiendo fuerza con las nuevas generaciones. 
No se si aquella noche estábamos colocadas y todavía no nos hemos descolocado, pero vamos no veo la necesidad de descolocarse. Quién no tenga una teoría que levante la mano. Pero esta la discuto con quién sea, en el momento que sea, con la cerveza que sea y la versión delirante que sea.















martes, 22 de abril de 2014

LA AMAPOLA, BAUMAN Y EL "QUE TE LA PIQUE UN POLLO"

Esta mañana he salido de casa dispuesta a encontrar algo que necesitaba ver. He recorrido un largo camino por carriles de huerta, la vereda del río y algunos tramos de campo. Nada. No he conseguido encontrar ninguna.
Lo que buscaba y no he visto, era una amapola.
Ahora poseo una irritable frustración y me siento un poco sola.
Las recuerdo desde niña en las primaveras. Son mi debilidad. Por su fragilidad, su sencillez, su presencia efímera, su vulnerabilidad. Y especialmente por su enorme potencia vivencial. 
Cuando la vida tenía amapolas...
Cuando la vida tenía palabras y no emoticonos de mierdas con ojos, o caras amarillas o falsos besos en forma de corazón.
Es cierto hasta el dolor eso de que nunca valoramos lo suficiente aquello que tenemos, hasta que lo perdemos. 
Yo quiero ver una amapola.


¿Que es una amapola? Es un símbolo. Es mi símbolo. Adaptado a mi.

En los 80 las que teníamos más masa encefálica que tetas teníamos dos virtudes predominantes: las ganas de descubrir y las ganas de rebeldía. Yo recuerdo perfectamente que ante un chaval de tu edad, de cada dos frases, una siempre era la famosa, "mira guapo, que te la pique un pollo".  Brillante. Frase que claramente ha condicionado nuestros actuales símbolos. Cerrar etapas, romper barreras, madurar en las calles, no tener miedo. Y no tener emoticonos. Eso es un cuerpo amapola.

Porque he buscado en todos los móviles de mi entorno y a ningún capullo coreano o yanki se le ha ocurrido incluir la amapola como emoticono. Ja! deben de tener todos 30 años o menos. Madremía.

Anoche me preguntaban, ¿Define este momento? ¿eso de la modernidad líquida de Bauman y tal?. Me quedé flipada. La pregunta venía de un interesante estudiante de pedagogía de 23 años, directamente proporcional a su edad pero sin las gilipolleces de su edad. Y sin smartphone. 
Genial, pensé; he encontrado una amapola.
Según el libro de Bauman la tecnología, los mercados y la globalización han contribuido a que actualmente el ser humano se haya alejado de aquello que le mantenía unido, la sociedad. Ser independientes no es tan fácil, la liberación- emancipación, puede traer consecuencias a las que no estamos acostumbrados. Nos consideramos modernos, pero no lo somos. 
Pues a eso voy. ¿Volveremos a expresarnos con palabras?, ¿con las miradas?. ¿Sin pantallas?
Recomiendo leer el resumen del libro de Bauman.

Creo que cada vez que lo he intentado he fracasado. Creo que no creo. Creo que puedo y no me dejan. Creo que se puede pero no quieren.
Creo en la sociedad, no en los individuos asociales. ¿Sabemos respetar de igual manera al individuo y a la sociedad? Cuando no tratamos bien a los individuos, vamos mermando su entorno, su ámbito social y su pequeña vida.
El daño gratuito y el egoísmo. El Ok del whatsApp y el socorrido emoticono.

En fin. Mientras queden dos de 23 años con la cabecita amueblada y con educación, yo feliz. A estos no se la pica un pollo, a estos hay que mimarlos y protegerlos.   
A ver si alguien me añade ya de una vez el símbolo de móvil, "que te la pique un pollo, chaval". Sería cojonudo, sería adicta a él.















domingo, 6 de abril de 2014

SE LO DEBO

Si yo tuviera un castillo, como los de las highlands escocesas; robusto, fuerte, imponente e inexpugnable, lo organizaría de forma muy concienzuda y matemática para tener conmigo todo lo necesario y no tener que salir nunca de él. 
Entre mi lista de prioridades se encuentra encabezando esta con absoluta primacía, un cocinero. Si, un cocinero con imaginación. Paso de explicarlo.
Luego en segundo lugar tendría una bruja. Una bruja amable que saliera por las noches y me cantara canciones de amor tradicionales de los pueblos olvidados. De las viejas costumbres de las islas griegas, los poblados gallegos, los murmullos de los indígenas de las selvas amazónicas, de los sonidos de los desiertos africanos y sus gentes nómadas, de la tradición hindú, etc... Música de bruja para envolver una vida.



Para estructurar el espacio yo viviría en un torreón rodeada de una selección vanidosa y tierna de animales. Confío en los animales. Me gusta su naturaleza natural. Como tengo que hacer una lista para que cuando compre el castillo, el vendedor no me mire con cara rara, je, je ,je. He seleccionado un grupito de pequeños y especiales animales para vivir en completa armonía: muchas tortugas, ranas y ranos, dos pavos reales, dos pavos tropicales, una lechuza, seis galgos, varios mochuelos y un caballo.

El otro torreón lo llenaría de amistad. 
Esto me está resultando muy difícil. Parece mentira. He encontrado antes los pavos tropicales.   
Cuando echas unas risas con un buen amigo y que además tiene unas dosis enormes de ingenio y de sentido del humor sin complejos, aprendes que esto tiene dos claras ventajas; una, que no necesitas un motivo para las risas y otra, que tu autoestima siempre sale reforzada.
Hace años, un amigo de estas características me encontró. Directamente desde el minuto cero de nuestra amistad no dimos cuenta de que teníamos esa difícil afinidad de entendernos con las risas.
Luego el tiempo lo ha convertido en un sólido apoyo para mis proyectos con el castillo. Con tal franqueza y con tal lealtad que he pensado que no estaría mal agradecerle su confianza en mi. Y de paso nombrarlo coordinador del ala del castillo destinada a la amistad.

Llevo una semana dándole vueltas al "cuadro clínico de la felicidad", venía en el interior de una revista de contenidos frikis y casuals que me regalaron el fin de semana pasado. ¿Indirecta?, ¿directa? En este cuadro clínico se analiza todo el entorno de una persona para concluir que gasto energético realiza en formar su propia felicidad. A mi me sale continuamente que mi mayor gasto energético lo dedico a las risas con amigos. Me he quedado preocupada. ¿Esto es menos o más inteligente que dedicarse a la ayuda humanitaria o temas de beneficio social y tal?. Creo que soy algo egoísta con el tema de mi felicidad. Bueno en esto soy bastante estándar.




Borges escribe en su ensayo "La Inmortalidad" en junio de 1978, que creía en la vida eterna. "Seguiremos siendo inmortales; más allá de nuestra muerte corporal queda nuestra memoria, y más allá de nuestra memoria quedan nuestros actos, nuestros hechos, nuestras actitudes, toda esa maravillosa parte de la historia universal, aunque no lo sepamos y es mejor que no lo sepamos".


Con mucho cariño a mi amigo P.G.








miércoles, 12 de marzo de 2014

AMOR BRUTAL

Tengo la fórmula. 2+2=4-5=-1. Es la fórmula del Amor Brutal.
Tener la fórmula no me hace tener la solución. O si.
Gracias a la inteligencia, las personas, no la gente, pueden disfrutar del Amor Brutal.
Este, para el que no lo sepa, es el Amor característico de las vidas absolutas. Las vidas parciales tiene amores parciales, con parcelas, barreras, vallas, puertas, ventanas, salidas, entradas y toilettes.

El Amor Brutal es anticonvencional, por ello es brutal. No necesita formalizarse, ni perpetuarse, ni estabilidad, ni hipotecas, ni proyectos, ni siquiera, en ciertos casos, estar cerca. Lo mejor es su equilibrio, su control sobre las fronteras de la afectividad. Controlando las fronteras, controlas su movimiento y en el movimiento está la clave. Nada estancado produce energía, todo lo que se mueve produce toneladas de actividad: las olas, los vientos, los terremotos, las miradas.

Me gusta porque es permanente en la Historia del Arte, alguien como mucho acierto convirtió a algunos artistas en amantes brutales.

El único problema del Amor Brutal es saber reconocerlo. Una chica de clase, un hijo, un padre, un hombre distinto, esa vecina, aquel recuerdo, la primera novia, la última, la chica de ayer, el chico de la moto... 
Nunca volverá a repetirse, será el único. 

Había una escena  de una película que me sangraba la mente. No voy a decir qué película porque condiciona el mensaje.... "Ella está dentro del coche. Llueve, está completamente loca de amor, él aparece en otro coche, su amor, este coloca la mano sobre el retrovisor con un mensaje para ella, y después de instantes de desesperación, se aleja. Y todo acaba". 
El Amor Brutal. Sin mentiras. ¿Para qué vas a mentir en el amor brutal?

No espero que nadie lo entienda. Espero que todos puedan vivirlo.

Ya lo dije una vez. El amor está muy banalizado. Y mal comprendido.
Vamos por ahí pensando que el sexo, el ligue, los piropos, las palabras con tacto, el cariño, las pasiones, los flechazos, la tensión sexual y todo eso... deben formar parte del amor. Pero sinceramente, ¿el Amor Brutal necesita de todo eso?, creo que no.
Necesita el susurro de la verdad, de la verdad absoluta, sin prejuicios. Susurrar Amor Brutal debería enseñarse de padres a hijos, estar preparado, prevenido, saber que existe, que puedes disfrutarlo.
Lo bueno, lo increíble es  que siempre permanece, sin ñoñerías, sin reproches, es intrínsecamente féliz, es la experiencia. La experiencia.

¿Y si nunca lo vives? ¿y si no sabes encontrarlo?

No pasa nada. 

Si yo no te lo cuento, como a mi me lo contaron. Ni te habrías enterado.


















Simone De Beauvoir decía en “El segundo sexo”: “La mujer no es nada más que lo que el hombre decide que sea; así, se le llama “el sexo" queriendo decir con ello que aparece esencialmente ante el hombre como un ser sexuado: para él, ella es sexo, y lo es de un modo absoluto. Se determina y se diferencia en relación al hombre y no en relación a lo que ella misma es; ella es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, el absoluto: ella es "lo otro".

lunes, 6 de enero de 2014

MI MENTE ES NÓMADA

Mi mente es nómada. Es un hecho constatado. Solo ella. Una mente que necesita moverse, dar vueltas y giros, chocar y rebotar. Buscar espacios cálidos, inhóspitos, zonas de confort y tierras desconocidas. Una mente nómada alejada de lo real en muchas ocasiones, incapaz de centrarse, de echar el ancla. 
Mi mente crece en forma de ciclón, se mueve constantemente. Si ella pudiera negociaría la venta de estrellas, la recolección de arena, la siembra de sonrisas, fomentaría la búsqueda del ónix, la mezcla de sangres, multiplicaría los colores.. en fin, me acosa y me destruye. 
La he puesto en tratamiento. Le estoy aplicando un tratamiento semanal, combino silencio con realidad. Realidad de la buena, de la dolorosa. No se lo que espero. Tampoco quiero cambiarla. 

No reacciona, cada vez es más nómada.

Hace muchos años mi mente y mi cuerpo tuvieron un encuentro especial. Viajaba por la India cuando visité un templo. Calor seco, abrasador, sonidos y olores complejos, gente extraña, sensaciones de descubrir y ganas de perderme. La luz insolente del desierto entraba por las celosías convirtiendo el templo en un lugar silencioso, tranquilo, muy mágico y sereno. Era más bien pequeño, al fondo un altar, sin nada, sin nadie. Columnas y arcos para un lugar de recogimiento. Se podía pensar, pensar hasta el dolor. 
Creía que estaba sola. Pero no, de un rincón salió una anciana. Una anciana de la India. Como un símbolo, posiblemente era una piedra más y yo veía a una anciana.
Estaba sentada en el suelo, como es habitual en el país, en una esquina oscura, rodeada de pequeños rosarios. Se acercó a mí y me sonrió, su sari estaba muy sucio, su piel era tierra, sus ojos eran agua y era muda. 
Nos quedamos un momento de pie, una frente a la otra. Yo sin poder dejar de mirarla, ella moviendo sus manos entorno a mí, hasta que me tocó. Me acariciaba los brazos y la cara y me bendijo colocándome un pequeño pegote de tierra en mi frente, color mostaza, como ella. 
No quería dinero, solo quería mi compañía.
Me senté junto a ella. Cogió mi mano, puso la suya sobre mi palma y la acarició de arriba abajo, rítmicamente. Como un mantra eterno. Así estuvimos mucho rato. 

El único momento de mi vida que mi mente dejó de ser nómada.



Tengo una foto saliendo de ese templo. Llevo una camiseta verde militar, una falda roja corta y voy descalza. No llevo nada, ni bolso, ni mochila, ni nada. Levanto los pies con ese gesto natural al quemártelos con el suelo. El pelo en un moño y sonrío. Siempre he pensado que es la sonrisa de la liberación. 

Después de la foto, me echaron la bronca. Nadie de mi grupo me encontraba, se estaban preocupando, había que volver.

Y ahora muchas veces vuelvo a ese templo. Porque quiero necesitarlo, porque la añoro, porque ella no me conocía y me acarició. La sucia anciana de la India. 

Ella nunca pudo saber lo mucho que me gustó estar junto a ella. El vértigo que he sentido después de tener que utilizar las palabras para todo. 
Ella no tenía palabras y me alegro infinitamente que no las tuviera. 

Si mi mente no fuese errante yo seguramente me parecería a la versión errónea de mi. La dejo vagar, total, eso me llevó al templo de la India. No mis pies sino mi mente. La necesidad de buscar constantemente.




Dedicado a todos los viajeros.