viernes, 21 de octubre de 2011

DE LA ALCACHOFA A CARAVAGGIO

Me siento como una alcachofa, fea, áspera, rugosa. Con la piel dura y los bordes cortantes. Bruta, primitiva, basta, vulgar, muy vulgar.
Como si estuviera plantada en medio de un campo alejado de todo lo civilizado. Con esos aires a planta leñosa, a mediocre verdura. Con mis capas fuertes y resistentes.
Soy verde-gris, una alcachofa sin matices, plana, no tengo un color definido, ni siquiera algo de luz.
No aspiro a ser una alcachofa jugosa de temporada. Una alcachofa de fuera de temporada, de invernadero, de crecimiento artificial.

Soy una alcachofa deconstruida, de moderno diseño con poca consistencia, sin ninguna compañía:  ni unas virutas de jamón, ni salvia, ni un poquito de vino blanco,  ni un poco de miel caramelizada, nada.
Presento el apecto de una alcachofa arrancada hace días, con su tallo amenazante y agresivo, llena de bichitos y tierra seca, con poco atractivo culinario, no parezco ni comestible.

Así me siento cuando estoy delante de un Caravaggio
Como una anodina y triste alcachofa.

Pero también me siento invadida por la tranquilidad, si alguien fue capaz de crear algo así,  yo creo en la condición humana, en su redención

Yo por lo menos lo reconozco. Pero, y ¿aquellos acorazados en la vanidad, pertrechados de kilos y kilos de prepotencia mal encauzada?. La vanidad frente al Arte camina en paralelo con la vanidad frente a la vida, es un estilo de vida. Pero que cuando se enfrenta al Arte, queda tan evidenciada, que si se me permite la expresión, el capullo habitual vanidoso pasa directamente a ser el capullo insignificante, el patético engreido. ¿En serio, cree que se le recordará por algo?, ¿donde está su merito?, ¿cuáles son sus azañas?.
Caravaggio nunca supo que iba a ser tan perpetuo, seguramente frente al reto de la inmortalidad, no habría creado la obra como fue concebida. Si hubiera ansiado ser eterno y magistral, habría sido un creador vanidoso, lo que se vería reflejado en su obra y distaría mucho de lo que ahora és, la obra de un talento puro, impulsivo, salvaje, instintivo, un genio.........

Yo a día de hoy, todavía no conozco a ningún genio de este tipo, de los que me hacen sentir alcachofa. Todos están rodeados de vanidad y no dejan emerger su humildad creadora. Jamás su obra será inmortal.

 
El entierro de Cristo (1602-1604)


No estudié Arte por vocación, para nada, mi vocación era otra. Lo estudié por devoción. Por absoluta y devota admiración.
Es un refugio agradecido, siempre lo ha sido y siempre lo será. 
El Arte tiene esa virtud, es muy sensitivo.
Que si la luz, que si el color, la fuga, la transición de los planos, la alineación de las figuras, la carga simbólica, el tema iconográfico. Todo eso puede importar bien poco, sino sientes cierto placaje mental.

En Florencia para conectar con el artísta, nos llevaban a sus espacios habituales. Cierto día nos acercamos a un precioso entorno de las afueras de la ciudad. Decían (yo lo cuestionaba, como siempre), que en esos lugares, Miguel Ángel se trasladaba a descansar, huyendo de la presión de la ciudad, de su propia fama y de su obra. Se alimentaba de queso fresco y bebía chianti blanco. Ese día lo conseguí, imaginé que había sido verdad, que él había estado allí.
No me sentí alcachofa, fue peor, era un cardo, un cynara cardunculus, se puede comer, pero es espantóso.

Puedo afirmar y arfirmo qué aquel que no disfruta con el Arte, no muestra cierta sensibilidad, visita museos por pasear, almacena catálogos por rellenar, construye montañas de escombros por "arriesgar", disfraza la creación en merchandising y bla, bla, bla, es un puro ignorante intelectual. Un cabestro. (He sido demasiado fina......)
Lo triste es que de estos, cada vez hay más, crecen como las alcachofas en tierra seca.

Dijo Tintoretto: -"El Arte no imita la naturaleza, sino que la crea. La verdad y la belleza no son cosas, no están en el mundo, sino en lo más profundo de nosotros, en esa parte escondida que nunca será conocida pero que deber ser liberada. Pintar, pintar de verdad, y no para complacer a un cliente ni para ganarse la paga, es como soñar"-.


"La dama que descubre el pecho", Tintoretto. Museo del Prado

 


1 comentario:

  1. Ay amiga Independent...no puedo esta más de acuerdo, hija!!

    Y cada vez que leo cualquier detalle sobre Florencia me pregunto porqué no he podido ir allí aún, es una asignatura pendiente que tengo que solucionar...

    Gracias por regalarnos esos pensamientos, me encanta tu comparación porque me encanta el Arte y también me he sentido muy pequeñita muchas veces, la última hace poquitos meses, visitando el Museo del Prado, estuve literalmente "colgada" disfrutando de muchas obras, y es que hacía bastante que no me había pasado por allí, y una vez más flipé...

    Un beso guapa!!

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