lunes, 11 de julio de 2011

REQUIEM por SAN GINÉS


Cuando los señores visigodos tuvieron a bien visitar nuestras tierras, tierras que por cierto tenían que poseer un paisaje fantástico de contrastes y diversidad, se fijaron en un lugar. Lugar que hoy todavía guarda encanto y misterio, o eso pensamos algunos.
Nada y todo, los hace ser lo que son, es decir, normalmente una ubicación privilegiada acompañada de una visión especial. Rincones con ese halo de eternidad, que con el paso del tiempo no pierden nada de su inicial atractivo ni de su poder de sugestión.
Eso si no se cruza la mano del inversor por medio. El mismo hombre que antaño los convirtió en un lugar especial, se los carga. Y todo por desidia, especulación, mala gestión e incultura aplastante.

Durante el S. XIII y tras la Reconquista este lugar fue convertido en centro monástico por la orden de San Agustín y posteriormente se establecieron allí los franciscanos por iniciativa del adelantado de Murcia D. Juan Chacón.
Estoy hablando del conjunto monumental de San Ginés de la Jara en el campo de Cartagena, frente a la laguna del Mar Menor.
Enclave rebosante de historia, creado bajo un sólido patronazgo y lugar de gran devoción popular. Concebido bajo la sobria estética franciscana, no así, guardaba ciertas obras de valor en cuanto a esculturas y pinturas, hoy todas desmembradas de su lugar de origen y en manos de particulares o quien sabe.
A finales del S.XVI y principios del XVII se configuró el complejo tal y como ha llegado a nuestros días, con algunos añadidos posteriores bastante desafortunados y con la mala suerte, de pese a ser uno de los lugares más singulares de nuestra Región, encontrarse hoy en el más lamentable y doloroso estado de conservación.
Ha sido objeto de innumerables saqueos, expolios e intervenciones de apaño del todo inapropiadas.

Algunos historiadores de nuestra época, principios del XX, han dicho que era pobre y ruinoso, pero estoy convencida de que sin una riqueza arquitectónica sobresaliente, sin grandes recursos artísticos, este conjunto contiene un sencillo y carismático perfil, cargado de posibilidades. Por decirlo de otro modo, tiene encanto.

¿Y de quien es la culpa de esta situación?
De todos, de todos nosotros. De unos más que de otros, pero al fin y al cabo, es nuestra historia. Un lugar de buenas proporciones y estética visual inigualable. Que con unas tajantes y sólidas posturas de conservación, podría ser a día de hoy, un enclave con unos clarísismos atractivos culturales y turísticos. Conjugando tradición y modernidad.


¿Pero que ha llevado a convertir un lugar con tantos recursos históricos y naturales en una  casi escombrera?
Se han planteado en los últimos años distintos proyectos de recuperación. Pasando por manos de gestores, políticos, administración local y administración autonómica y se han elaborado distintos planes de carácter urbanístico.
Pero nada ha dado sus frutos, se sigue alargando y decidiendo quien tiene que poner orden en el asunto, para finalmente llegar a nuestro ya habitual y repetido sistema de: ya que se ha caído, construyamos uno nuevo. Con mármoles y fuentes, con piscinas a dos alturas. Todo nuevo y reluciente.
¿Para que necesitamos más lugares cargados de historia y simbolismo?

¿Que criterios estamos utilizando para permitirnos tener un lugar tan interesante, en el más absoluto desamparo?
No creo que sean los patrimoniales, me pongo que me da un colapso.
Serán los económicos, ¿pero los económicos de quien?
¿De todos nosotros, de la no inversión en turismo cultural de calidad?, o ¿en el beneficio del especulador de turno?

¿Porqué nunca ha interesado aunar esfuerzos e invertir en su recuperación? Una puesta en valor enfocada o dirigida a ser incluido dentro de las amplias variables allí existentes: playa, ciudad, campo, buen clima, buenas comunicaciones, buena comida, historia, arte, tradición, devoción, no sé por decir algo.
Cuando he mencionado este lugar, San Ginés de la Jara, todo el mundo ha tenido palabras de desaprobación y reproche por tal y como se encuentra. Todo el mundo parece opinar lo mismo y se lamenta mucho de que esté perdido.
Creo que está muy tocado, pero no muerto. Mientras sigan existiendo ciudadadanos que valoran este complejo arquitéctonico y su entorno, y luchen por él, no estará muerto del todo. Desde aqui mi más sincera felicitación a todos,  desde el primero hasta el último.
Aquellos hedonistas, que sueñan con recuperar estéticas ascéticas junto a nuevas sensaciones que se vayan a Palencia, o a Burgos, o a Zamora, por ejemplo.

Fué declarado BIC por el Decreto 24/1992 del 28 de Febrero y publicado en el BORM, número 93, el 22 de abril de ese mismo año.
http://www.borm.es/borm/documento?obj=bol&id=8649
Actualmente forma parte de la Lista roja de patrimonio en peligro elaborada por Hispania Nostra.


Para saberlo todo, esta página en facebook.


El mejor artículo publicado en Imafronte nº 16 -2004 pag: 255-266
La arquitectura del convento franciscano de San Gines de la Jara”. De Manuel Muñoz Clares y Luis A. García Blánquez



4 comentarios:

  1. Que lo hagan Parador Nacional (público), hotel con encanto de a cojón de pato la noche (privado), salón de banquetes con capilla para la ceremonia y jardines para las fotos (y suite para que se queden los novios arrullados por la autovía) o centro de interpretación del horror urbanístico de La Manga.

    Que hagan lo que sea, que sea público o privado, pero que cada vez que va uno a Los Belones (y más allá) nos eviten esa puñalada en el corazón de los que amamos esa Murcia idílica que podría (debería) ser.

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  2. Horror urbanístico, tu lo has dicho, my friend.
    Un paseo en moto por allí, ¿no estaría mal, verdad?

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  3. A pesar del museo de los horrores arquitectónico La Manga tiene, efectivamente, un paseo en moto... pero en otoño/domingo soleado de invierno... ahora puedes morir asado bajo el casco y la chaqueta con el sol, el calor y sobre todo la humedad... no entiendo el verano en la playa.

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  4. ¿Para qué arreglarlo si las flores ocultan el derruimiento? No existe el menor interés en invertir en bienes culturales. Sin ir muy lejos, se contrapone una educación técnica y competitiva, a una basada en el arte y la cultura, digo yo...

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