domingo, 30 de septiembre de 2012

LOS DIOSES y LOS MORTALES


¿Sabíais que los dioses no pueden pestañear?

Intentad ver esto sin pestañear...




No podemos, somos mortales. Pestañeamos y mucho; asombrados, impresionados y extasiados. Porque ellos sí parecen dioses. Tienen una elevada carga de sensibilidad, de sentimiento, de arte.
Son bailarines, generan mucha belleza y enormes dosis de placer. Generan cultura.
Realizar esos movimientos perfectos les ha costado muchos años de trabajo, de renuncias, de emociones intensas, de desasosiego, de preguntas. Pero toda su entrega tiene un fin, el otorgar a la sociedad ese trabajo, sin eso, no tendría sentido. Se forman durante años y años, generando unas altas capacidades límites, para que los comunes de los mortales tengamos delicias de dioses a nuestro alcance.
La obra de un artista siempre tiene un destino, el público. Al que nutre de un alto grado de virtudes, sin mucho esfuerzo. Desde una butaca de un teatro o auditorio hasta los pasillos de un museo o una pequeña galería de arte.
Y para que estos dioses lleguen ahí, necesitan formación y a su público. Es vital.
Necesitamos estas cosas, más que nunca. Ahora ante las dudas de un sistema que parece derrumbarse, donde la economía es cuestionada como sistema básico de bienestar, donde debemos aceptar los cambios y aprender a convivir con la moderación del consumo, ¿no podríamos simplemente disfrutar del placer del arte y la cultura?.
Sería perfecto. Es un bien generado por la capacidad humana de trabajo y destinado siempre a los hombres, formar su pensamiento, su diversidad. No es un capricho, es una necesidad intrínseca en el hombre. Todo ha sido creado y originado por nosotros; los acordes, los instrumentos, los pasos de un ballet, la armonía, el ritmo, las pinceladas, las tonalidades, los cánones, las líneas, las perspectivas... TODO.

¿Por qué tiene que ser esta crisis social y cultural?, ¿Por qué llenar de miseria el camino progresivo del desarrollo cultural? ¿Por qué austeridad tiene que ser igual a mediocridad? ¿Por qué perder calidad suprimiendo formación artística?  El hombre quedará codificado, sólo será objeto de producción, no de creación. No debería generar un conflicto, la formación artística no tiene un espacio acotado, de minorías. Siempre ha sido y seguirá siendo, un fin social.
Al igual que un médico se forma para intervenir en el cuerpo enfermo o herido, un artista se forma para intervenir en las almas huecas, vacías o ansiosas, en el alma inquieta, en las almas fuertes que valoran la capacidad humana de superación y créación.
Sobre todo esto hay mucho escrito, desde la cultura de masas, el humanismo, la alta cultura, la pseudocultura, la estandarización... Textos y analísis de todo tipo que abarcan desde las fórmulas establecidas por el clasicismo, las corrientes artísticas contextualizadas en sus momentos políticos y sociales, los movimientos actuales y emergentes, las políticas culturales más vanguardistas, las más conservadoras. Todo se puede conocer a un golpe de clic. Y opinar y debatir sobre los beneficios mayores o menores del fomento de la cultura. Prejuicios no hay, eso es incuestionable.

 

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