¿Qué hacía exactamente Eva en el Paraíso?
Menuda pánfila, con tantos recursos y tan poca habilidad. Para una sola idea original que tuvo, la estigmatizan de por vida. La tontería de la manzana. La chorrada de la tentación.
Podía haber sido algo más útil para el resto de las mortales femeninas, o sea, para las que tenemos más cerebro que capacidad tentativa.
Y es que donde se ponga una buena cabecita que se quiten dos tetitas.
Por culpa de tan inoperante precedente, la mujer, la valiosa y garante hembra de los mundo terrenales, es, ha sido y fue durante miles de años, anulada, inexistente, apartada.
No se exactamente que mujer relevante conquistó al mundo si mover un sólo dedo, sin decir una sola palabra y sin hacer ninguna llamada, con tanto poder como la Gioconda.
La maravillosa Mona Lisa de Leonardo. Esta señora, si necesidad de cruzar o descruzar las piernas, sin máster en tal y tal, sin loreal y con una ambigüedad que para sí quisiera Mario Vaquerizo, ha contribuido a la dignidad de la mujer, mucho más que los tratados firmados en cumbres de nombres variopintos.
Porque, gracias a quién sea, no le voy a regalar méritos a quién no los tenga, la mujer ha sido dignificada en el Arte. Mientras que la historia real hacías trizas cualquier intento de distanciar a la mujer de ser un objeto de uso y luego de desuso. Mientras que la Iglesia, nos machacaba de la idolatrada virginidad al pernicioso pecado sin término medio. Mientras que el hombre, asustado y acobardado en su miedo infinito nos relegaba al segundo plano perpetuo y a la inoperancia total, mientras todo esto ocurría.....
El Arte nos convirtió en eternas.
El Arte ha dado a la mujer: luz, calor, protagonismo, carnalidad, habilidades, destrezas, pasión, valor, inteligencia.
¿Quién duda de que la Gioconda no era inteligente?
¿Habría malgastado su tiempo Leonardo en una insulsa, en una petarda, en alguien sin una elaborada conversación? lo dudo.
El hombre no es el que nos otorga esa dignidad, es la capacidad evocadora del Arte y su lenguaje universal. La representación femenina como expresión de cánones de perfección visual. Muchos han descubierto a través de obras con representaciones femeninas, a la mujer como ser y no como materia.
Ahora, en estos momentos que hemos adquirido algo de nuestro lugar en el mundo, podemos mirar a todas aquellas mujeres plasmadas en el Arte con admiración, pero también con reflexión. No podemos olvidar a las miles que nunca brillaron ni un segundo. Hoy, la mujer, y no en todos los hemisferios vitales; tiene capacidad de decisión, no cuestionada, independencia, no limitada e inteligencia, demostrada. Tanta como para no necesitar a Leonardo.
Pero durante muchos siglos oscuros la mujer tuvo muy poco o nada. Algunas nunca existieron, las vida de muchas mujeres no tenía nada de valor.
Intento imaginar con que ojos de admiración podrían mirar las mujeres sin valor las pinturas y esculturas donde había representada una de ellas. Sentirse por unos segundos como una esbelta figura de Botticelli, como la Venus de la concha, en el centro del mundo, en el origen de de la belleza.
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