domingo, 30 de noviembre de 2014

BAOBAD

Me gustan los próximos 20 minutos. Cuando escribo. Destripar una parte intima de mi.

Me gusta que hayan minutos por delante. Horas para aburrirme. Para desesperarme, que me obliguen a vivirlas. Vivir momentos. Miles de momentos sin apenas darme cuenta. No entiendo como podemos vivir al día tantas y tantas cosas maravillosas sin darnos cuenta.

No tengo ni idea que será no vivir, como puede la respiración entrecortarse y dejar de fluir. Vivir tiene de todo, hasta bolsas a 5 céntimos de Carrefour. Vivir vivir es cómodo, puede serlo. Las constantes para una vida cómoda están chupadas. Las aprendemos enseguida, desde la niñez. Y luego, luego las complicamos. De repente queremos más. Más vivir, nos volvemos susceptibles, egoístas, no complicamos con celos, envidias, tensiones, y olvidamos vivir vivir. A mi me gusta vivir la voz de mi madre, o la de una amigo cuando se asoma por la puerta y dice mi nombre, o la de mi hija por teléfono, o la voz de un tio lejano, o recordar la voz de mi abuela.
Es tan fácil vivir eso.

O vivir la próxima Navidad, con sus hipocresías, sus luces, sus dulces, sus adorables tópicos, quiero todo, como si la Navidad fuese a salvarme de todas las malas noches y las horribles piernas inquietas. Quiero vivir las llamadas de Nochevieja las de las 00:01, me encantan!!!. Tengo ese vicio de vivir, ahora más que nunca.

O vivir los momentos en que dices la verdad, vivir sin el orgullo que te bloquea, como vivir las gotas de lluvia en la calle, están cayendo en ese momento, únicas, frescas, irrepetibles, pues eso, vivir momentos irrepetibles. Que la verdad te hace vulnerable, pues a vivir vulnerable. Siempre ganas viviendo con la verdad. Lo mucho que cuesta decir que te echo de menos, que tengo ganas de verte. Se dice, se vive y no pasa nada.

Vivir de las historias de mis amigos, de los problemas no problemas, de lo poco que vivien, del tiempo que se les escapa, de los equivocados que viven, de sus consejos importantes, de sus opiniones vitales, de sus olvidos y de sus recuerdos. Personas que forman tu vida, todos los días, rellenan minutos de tu vida, la que ocurre como la chispa de una cerilla. Zas. Instantáneo. Fugaz.

O vivir de pequeños detalles que conforman una vida mundana: las magdalenas para el desayuno en la despensa, las habitaciones desordenadas, las personas paradas en el paso de cebra, la espuma de la primera caña, mi edredón, mis zapatillas crocs, las gatas, encender el móvil al despertar, los dedos de la mano de A., comprar el pan, todos los rayitos que entran a la vez por la ventana a las 8:05. 

Vivir parece cursi, ese es el problema. Que necesitamos llenar de conceptos profundos y elaborados una vida cursi, o natural. Encontrar cosas buenas y no aprovecharlas, no vivirlas vivirlas. Alucinar cuando no están, alucinar en colores con la añoranza, es horrible vivir vivir la añoranza.
Antes de facebook compartíamos los mensajes trascendentales en las puertas de los baños de la facultad. Lo recuedo perfectamente, letras de Dylan o John Lennon. Ideales, entregados a la vida con superávit de hormonas.
Ahora hay más cursis por metro cuadrado que sandías en el campo.




Todo el mundo tiene consejos de vivir vivir. Everybody a lo Paulo Coelho. Everybody viviendo en of.
Ahora hay múltiples  opciones para casi todo, elija de esto o de esto otro. Variedad de alternativas para cualquier cosa material e incluso espiritual. Pero hay muy pocas opciones para vivir vivir. Que los demás no te jodan tu vivir vivir. Tu vida es tuya. Solo tuya. Allá los que menosprecian tu vida, porque obviamente no ha valorado una mierda la suya. La vida de cada uno es lo más importante a respetar, cada uno de nosotros solo tenemos una y nadie tiene derecho a quitarla y nadie tiene derecho a desvivirla. 

Supongo que todo esto es obvio. O no. Si vives todo a modo de producción hollywoodense tiendes a no rentabilizar a modo de beneficio "pequeño negocio de la calle san lorenzo". 

Que me ha salido un grano in the moflete, pues que bello es lo imperfecto. Como los baobads, los árboles al revés. Los más bellos, los más intensos, los más africanos, lo más gigantes, los más rotundos, los que dan más vida. Imperfectas, complicadas, duras, llenas, vacías, orgullosas, absurdas, cursis, requetecursis...



Baobad o no, ser cursi, me pone. 


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