Y un día el jamón de bellota nos provocará cáncer de mirada, las lealtades
necesitarán de anticuerpos para bloquear los antígenos sociales, las cañicas
serán prohibidas por generar acciones sociales de dudoso outfit, los hijos y
las hijas serán mal vistos porque emocionan y alientan la emotividad, la
morcilla de mi pueblo con almendras y arroz pasará a ser una gilipollez de
postureo paleto, los rostros imperfectos necesitaran millones de filtros para
acceder al mundo, las pizzas de bacon con parmesano serán enviadas en
naves desintegradas al planeta Marte a los marcianos sin paladar, las
mujeres con canas tendremos que usar pasamontañas para no ofender o
provocar alergias, la madurez será un virus de laboratorio en vías de
extinción, un tomate será un alimento cognitivo, irreal, sin textura, malísimo,
el denominado máster de los pesticidas, los rinocerontes se habrán
extinguido y los chinos folladores de polvo de cuerno serán los nuevos héroes
de youtube, las plazas serán cancerígenas, las calles, los paseos, los
jardines, los rincones con más de 100 años, las ya muy cancerígenas putas
marquesinas que tapan fachadas históricas, así, más quemados que la moto
de un hippy. Todos.
Y sin poder evitarlo...