jueves, 31 de enero de 2013

LA CALUMNIA




La Calumnia de Apeles por Sandro Boticelli (1495). 


Siempre he tenido debilidad por esta obra, desde hace muchos años. Su complejo significado, el movimiento delirante de los personajes, como interactúan entre ellos, las arquitecturas tan poderosas. Me parece de una extraordinaria elaboración y refinamiento, el trasladar a esta tabla los conceptos más abstractos del comportamiento humano. 
Es perfecta; su composición, su perspectiva, la atracción que provoca, los giros de los personajes, el color. Una obra de profundo significado, un tema difícil. 
¿Por qué un artista tan brillante como Boticelli , que realizaba sutiles bellezas y delicados paños transparentes, acepta el encargo de una obra de lectura y términos tan complejos?

Y ahora, no puedo dejar de pensar en ella. Todas las informaciones que actualmente llegan a mi por los distintos medios, me hacen y me obligan constantemente a recordar esta obra, en su rabiosa actualidad.

El tema es alegórico; se basa en una descripción literaria sobre una pintura de Apeles, pintor de la antigüedad, descrita por Luciano de Samosata en uno de sus Diálogos y mencionado en el tratado de Alberti, que aludía a la falsa acusación, de la cual fue víctima Apeles, al que un rival acusaba de haber conspirado contra Tolomeo Filopator. 
En la obra aparecen representadas diez figuras, identificadas perfectamente al gusto de la época y de la grácil mano del artista.

A la derecha rodeando al rey Midas (el juez malo), se encuentran la Ignorancia y la Sospecha. Frente a él se encuentra una figura vestida de monje al cual se le atribuyen varios significados pero todos similares, los historiadores no aciertan a concluir si es el Rencor, o la Ira. En el centro está la Calumnia que es representada por una joven que arrastra de forma inocente a un hombre desnudo que junta sus manos pidiendo clemencia. A nuestra protagonista la rodean la Envidia y el Fraude.
A la izquierda de la obra, una figura en negro que vuelve su mirada hacia atrás, es la Penitencia, este personaje andrajoso y con ropa pesada se encuentra encorvado frente a la luminosa figura final.

Siguiendo la lectura de esta obra de derecha a izquierda, tal y como yo lo he hecho, y analizando el profundo significado de la escena y la importancia de la representación de estos valores de la humanidad, es de suponer que al final sólo podremos encontrar una luz, deberíamos hallar La Verdad. Encontrar el significado real a lo ocurrido, esclarecer los hechos, encontrar a los culpables y exigir la única Verdad. Esto es lo que representa la figura final. Desnuda, con su mirada hacia el cielo y el dedo amenazante exigiendo respuestas, responsabilidades.


Han pasado cinco siglos desde que el genio del Renacimiento realizara esta obra.
Mucho tiempo para encontrar tantos paralelismos. 
Yo, amante del arte y de la belleza, encuentro en esta magnífica obra, una plasmación rotunda de nuestra sociedad. Pese a que en esta obra todo es ingenio y talento y en nuestra sociedad actual es todo mentira y falsedad. 
La Verdad frente a la incertidumbre que nos envuelve de forma permanente, frente a las constantes calumnias, fraudes y sospechas que han generado nuestros dirigentes con su mal proceder, su evidente engaño y falta de ética.

Una pintura fantástica, poderosa. No me digáis que no.

Actualmente se encuentra en la Galería Uffizi de Florencia. Yo propongo sacarla esta Semana Santa en procesión. Ya que, al igual que el Cristo Crucificado, La Verdad es la nueva mártir de nuestra sociedad.





martes, 15 de enero de 2013

LA GENERACIÓN DEL ORFI. MAMAS

Hoy cuando todas se han ido me he quedado un buen rato sola, observando los asientos vacíos que antes ocupaban mis amigas. Sentía frío, antes en su compañía hacía calor, notaba su energía, sus perfumes, sus ojeras, sus ganas de desahogarse, sus inquietudes. Con ellas todo lo mío parece insignificante. Cuando llego con mis paranoias y auto compadeciéndome de mis trillones de problemas, ellas con una sola de sus miradas, me reubican, me centran. De una forma a la que estoy acostumbrada y por ello pienso que no valoro lo suficiente. Ellas con la más absoluta de las acciones generosas me envuelven en mi misma. Me escuchan. Escuchar a los amigos, a la gente en general, es el primer paso del enriquecimiento personal, de evolucionar, de no caer en las rebajas mentales.
Si algo me gusta de nuestros desayunos, es mirarlas y descubrir como vamos envejeciendo, como maduramos juntas. Los putos 30, que Dios los ampare, muy desubicadas, criando y encajando laboralmente.  Los putos 40, crisis personales, crisis vaginales y crisis sociales. La mitad de la nada. Y ahora ahí están, cerquita, los jodidos 50, mas antes que después. 

-¿Qué hace una mujer a los 50?, ha preguntado hoy M.

-Ohhh, querida!! Muchas cosas!!. Todas al unísono. 
-Si, ya lo se, dice M. ¿Pero qué exactamente.?

MJ. analítica y hormonada, con la soja hasta las cejas, o eso se cree ella, iba a contestarle en una reflexión de marketing aprendida en las noches de guardia, tras visionarse el discurso de Steve Jobs en Stanford miles de millones de veces. Pero M. no la ha dejado hablar. 



Sabéis una cosa: - No me asustan los 50. De hecho quiero llegar cuanto antes y gritarlo a los cuatro vientos, como Carmen Lomana pero sin estirarme los pómulos hasta el coxis.
Quiero sentirme una nueva Alaska, una chica lovely con tanto hecho y tanto por hacer, quiero pasarme el día gritando, a Quién le importa lo que yo haga, a Quién le importa lo que yo diga.....

Todas la miramos fijamente, no está en éxtasis por la mierda de café jamaicano de contrabando del bar. No. Está brillante. 
Tiene una luz distinta. E incluso está más alta y con más patas de gallo.

M. cielo, ¿estás bien?, le pregunto.

No, está claro que no. Contesta.

-Llevamos años quejándonos de todo, ahora llevamos meses quejándonos de la edad, llevamos días quejándonos de los jeans de Mango que no nos caben, llevamos minutos quejándonos de los gases de anoche con las Mahou de la cena, frente a la tele, viendo el programa de Fran de la Jungla que está bueno que te cagas y todas queremos una jungla y después que aparezca el cochino y malhablado de Fran. En fin, no paramos de quejarnos.

-Buenoooooo, dice V. yo no veo al Fran ese, de lo que sea, yo solo veo el canal Divinity porque me gustan los anuncios.

M. mira a V. con cariño y le sonríe. 

Está claro que ha debido tener un encuentro en las redes sociales con algo parecido a la madre Teresa de Calcuta. Un día cualquiera por ese comentario M., que solo lee literatura francesa en lengua original, habría ignorado a V. hasta empequeñecerla.

-Ayer estuve toda la mañana en la planta de asistencia de día, del mejor hospital de esta región, en la planta 4ª, - empieza a contar muy lentamente. 
Esa planta está dedicada a oncología, es el lugar donde ponen los tratamientos como la quimio. Fui acompañando a una amiga. Ella tiene cáncer de mama en los dos pechos y está operada. 

V. al oír esto se agarra instintivamente sus dos tetas, decide permanecer así todo el relato.

M. continua, - como era temprano, no había mucha gente, todo está bien montado, amplio, tranquilo, no es nada cálido, pero tampoco triste.
Yo me sentía como una intrusa, como una pieza totalmente disonante en medio de un puzzle. Todo el mundo levantaba la cabeza a nuestro paso, los pacientes y los acompañantes. Estos todavía mas desgarradores que los propios enfermos. Yo no podía dejar de mirarlos, con esa resignación, conectados a una máquina que les proporciona angustia y malestar pero que en su infinita esperanza les garantiza su curación. Están aferrados a ella como una marioneta a los hilos que le dan movimiento.

Me he sentado como sin querer rozar la silla, como si aquello se pudiese contagiar, como si  mi gran pecado en esta vida fuese estar sana. 
Mi amiga ahora es plana, como una tabla de planchar. Tiene dos enormes cicatrices que le devoran la cabeza más que el tórax. Le gusta charlar sobre un viaje que hizo a una playa turquesa, donde se dejó llevar por una desbordante sensación de plenitud y realizó el primer topless de su vida. Se ríe a carcajadas. -Era fantástico, mis tetas flotaban en el agua y avanzaban por el mar al nadar como globos por un cielo de primavera.

Unas tetas, algo tan banal. ¿Qué son unas tetas?, ¿podemos vivir sin ellas?, ¿si nos dieran a elegir a cualquiera de nosotras, qué preferiríamos que nos apuntaran, qué preferiríamos perder? Con las cosas que contiene nuestro cuerpo tan absurdas y con nombres tan espantosos: duodeno, mesocarpios, anginas, bazos, tiroides etc...

¿Por qué el cáncer se ceba en las tetas de nuestras amigas? Joder! 
M. ha dejado la pregunta en el aire. 

Después de unos minutos sin saber qué decir y qué opinar, hemos cantado esta canción:


Y nos hemos puesto pavas....